miércoles, 27 de julio de 2016

La realidad de nuestra sociedad.

A lo largo de los años nuestro país ha decaído gravemente gracias a un fenómeno muy conocido, quizás hasta el más popular de todos, llamado corrupción, de muy poco valdrá el cambio anunciado del modelo económico y de los cambios que se han enunciado, si este no va realmente acompañado de una lucha intensa en contra de la conducta humana, que es la que corrompe proporcionalmente a la economía en su conjunto, al violar los principios ortodoxos de ella y su marco normativo establecido.
Analizar dicho fenómeno en nuestro país nos ayuda a darnos cuenta que el mal uso público del poder político y económico es por parte del Estado venezolano y entidades privadas, para conseguir una ventaja ilegítima, generalmente secreta y privada, contraria a lo que sería la realización de prácticas transparentes.

Si de verdad se quiere trabajar por tener una mejor sociedad en el país, el denominado fenómeno debe ser asimilado y conocido como uno de los peores males y obstáculos ya que resulta imposible promover el crecimiento económico sostenible y alcanzar reducciones importantes en los niveles de la pobreza. No debería existir elemento más indignante para cualquier residente de un país, que observar cómo ciudadanos se aprovechan de los bienes públicos para hacer fortuna, esto además de significar una ineficiente e  ineficaz utilización de los recursos, trastoca toda la moral nacional y merece el mayor de los repudios. Estudios indican que solo aproximadamente el 2% de los venezolanos cree, que la corrupción es uno de los problemas prioritarios de abordar.
Resaltando que el problema empieza por que a los venezolanos  no les importa que, con las complicidades entre los funcionarios públicos y privados, se adueñen indebidamente de los  recursos del país, que el tráfico de influencias, el soborno, la extorsión y el fraude sean algunas de las prácticas comunes en nuestra sociedad, que un funcionario público o privado que es corrupto, es visto como una persona exitosa y no deshonesta  o carente de valores éticos y morales y que en general nuestra sociedad es netamente corrupta.

Lo evidente es que todo parte de las fallas de los organismos nacionales, que se deberían encargar del control de la administración pública, resaltando que dicho control sea acorde a nuestro ordenamiento jurídico, subordinados completamente al poder central, junto con el deterioro de las instituciones, hacen que esta problemática en Venezuela, esté muy lejos de resolverse. Y por último gracias a falta de rendición de cuentas claras y lo fácil que resulta emprender actos de corrupción, hacen de esta práctica una de las más lucrativas y de moda en nuestro país. 

- Ana Verónica Rondón Paez.

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