Deseo. Anhelo.
Esperanza. Querer. Todos relativamente familiares y a la vez tan distintos.
Quiero comenzar
diciendo que, a pesar de las discusiones que hemos tenido acerca de las cosas
que queramos cambiar a Venezuela o nuestros deseos más profundos y sinceros
para este país, Venezuela es un país hermoso.
Venezuela posee
gente tan llena de vida que casi duele mirarlo. Sus habitantes son ciudadanos
de bien, optimistas, de la clase de personas que no se dejan abatir por una
dificultad. Las circunstancias lastimosamente nos han obligado a volvernos unos
contra otros, revelando lo peor de cada uno que, indudablemente, debería
permanecer oculto. Pero bien reza el dicho: “La esperanza es lo último que se
pierde”, los venezolanos hemos tomado esto como nuestro lema personal y aún
seguimos luchando por la nación que deseamos.
Realmente espero
que en los años venideros la Venezuela ideal, que algunos llaman utópica, pueda
ser la Venezuela que yo este orgullosa de llamar mi hogar. Espero que todos
podamos convivir en armonía, sin conflictos de ningún clase. Que en vez de
rechazar, podamos abrazar las diferencias, y hacer sentir a aquellos que no son
como nosotros parte de nuestro ser. Que las opiniones de cada uno sean
respetadas y no criticadas. Que las diferencias culturales e ideológicas no se
impongan como una barrera, sino como una escalera para alcanzar el éxito.
El ciudadano
venezolano, si bien es un pilar del buen humor y el compañerismo, siempre hemos
sido la clase de persona que busca el facilismo y el obtener las cosas
rápidamente con el menor esfuerzo posible. Somos seres conformistas. Características
que tendríamos que cambiar para poder convertirnos en la comunidad que
anhelamos.
Llegará el día en
que podamos llamarnos abiertamente una nación de gente emprendedora, que no se
dé por vencida. Trabajando ardua y duramente por lo que queramos obtener, sin
mirar atrás y sin renunciar al primer obstáculo. Seremos un país desarrollado
que no sólo pueda subsistir de la explotación petrolera sino de los diversos
factores que podrían fácilmente ser fuente de ingresos importantes para el país
como el cacao, ¿sabía usted que uno de los mejores chocolates del mundo es el
Venezolano? El café, diferentes frutas y vegetales. Al igual que los jóvenes
profesionales, somos el futuro de nuestro país. No nos queda más que perseverar
y seguir intentándolo día a día.
Venezuela,
hermoso como es, es uno de los países con más diversidad de ecosistemas en un
solo espacio. Nieve, desiertos, selvas, bosques, llanos. Todo en un mismo país.
Hermosas playas que roban el aliento. Todo esto merece ser compartido con el
mundo y que no se quede sólo para que nosotros podamos ir a visitarlo de vez en
cuando. Venezuela merece cuidado, amor y sobre todo dedicación.
Como reflexión
final quiero citar al ilustre Bernabé Tiermo, que bien tenía razón al
compartir: “Quien planta con honestidad la semilla del amor acaba obteniendo
los frutos más dulces". Sólo con amor a la patria por parte de los
ciudadanos venezolanos se puede perseverar.
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