“Venezuela con todo su hierro y todo su petróleo, nunca valdrá
más que sus habitantes” Renny Ottolina
Algunos años atrás podría decir que mis deseos para
mi país, eran un poco superficiales: una
Copa Mundial de nuestra selección Vinotinto, tres Miss Universos consecutivas,
un venezolano ganador del Premio Nobel de la Paz, Edgar Ramírez ganando un
premio Oscar por su indiscutible talento, diez medallas de oro en una edición de
los Juegos Olímpicos. En resumen quería que cada pequeño rincón del mundo
conociera lo grande que somos los venezolanos, y lo orgullosa que me siento
de mi nacionalidad.
Sin embargo a medida que crecemos, maduramos y
nuestros conocimientos se amplían, los deseos van cambiando a la par de
nuestras necesidades y expectativas. Mis deseos para el país seguirían siendo
los mismos de no ser por las circunstancias que llevaron a ese niño interior a
cambiar de mentalidad, a madurar un poco
más rápido y a comprender que hay cosas que tienen mayor urgencia que una Copa
Mundial.
Mis deseos para Venezuela deberían ir más allá de
necesidades básicas como alimentación,
salud, seguridad. Pero ahora me veo
en la obligación de desear alimentación,
salud y seguridad, no obstante me atreveré a desear más, así que me gustaría que las diferencias
políticas no fueran causa de discrepancias dentro de las familias, que el
hambre no sea fundamento para abandonar la escuela y tus sueños, que un
medicamento no sea la razón por la que perdemos un ser querido. Deseo que el poder, no sea más importante que
la vida de 30 millones de venezolanos.
La tierra del alma llanera está llena de
grandezas, de una naturaleza bondadosa
que nos regaló todos los paisajes: desierto,
selva, nieve y volcán. Pero el tesoro más grande que tenemos es SER
VENEZOLANOS. Nacer en estos 916.445 Km2
de pedacito de cielo, es la motivación suficiente para querer ser mejor, para
luchar por nuestros sueños y que desde cualquier lugar del mundo, desde
cualquier rincón de nuestra tierra podamos disfrutar de todas las riquezas que
nuestro suelo nos ofrece. Aprendamos a ser los mejores venezolanos que podamos
ser, que los pequeños crezcan con las mismas oportunidades que nosotros alguna
vez disfrutamos.
Nuestra grandeza esta dentro de los mas interno de
nuestro ser, ese último espacio en la cedula de identidad que nos acredita como
VENEZOLANOS, que nos mata de placer al comer una arepa y que nos eriza la piel
al escuchar nuestro himno nacional, esa fibra que hace que inflemos el pecho
con orgullo al ver ondear el tricolor, porque sin ánimos de ser egoísta con el
resto del mundo ESTA ES LA MEJOR TIERRA DEL MUNDO.
Mis deseos no van mucho más allá de tener la
oportunidad de ser una Venezolana con todos los hierros, con todas las oportunidades,
mi deseo es simple: Disfrutar hasta el último segundo de mi vida, el haber
nacido en esta tierra bendita.
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