Venezuela
al parecer hoy en día es un país de recuerdos, lleno de nostalgia, añoranzas y
tremendos suspiros sumergidos en una simple realidad, que al parecer hoy a cada
uno de nosotros nos agobia, quizás la frase más utilizada por el venezolano es:
‘’Cuando éramos felices y no lo sabíamos’’,
escribir sobre Venezuela se ha convertido en la mejor catarsis pero esto no se
basa en un puñado de críticas o expresar ideas de deseos reprimidos, se trata
sobre un país, una gente que merece más, más respeto, solidaridad, paz,
seguridad y un sinfín de ideas que en quinientas palabras no se pueden
expresar, hoy en día mi país siendo el primer exportador de petróleo del mundo
es irónicamente el más pobre y no me refiero expresamente al debacle económico que
ha sufrido que sí, es una de las primeras causas de la situación actual
venezolana pero para nadie es un secreto que el mayor impacto que nos ha pegado
es la indiferencia y desinterés social que el venezolano se ha encargado de llevar
a cuestas todos estos años, para que un país crezca prósperamente necesita en
su base una sociedad ejemplar pero hoy nos dividimos en dos grandes grupos, dos
creencias, dos opiniones, dos colores y dos conflictos, pero nos olvidamos de
algo muy importante que es un solo país, un tricolor que hoy nos necesita y es de todos aun así con nuestras diferencias, como ciudadanos debemos
aportar los mejores valores que siempre nos han caracterizado y que hemos
dejado atrás: la humildad, el respeto mutuo, la solidaridad.
La
Venezuela que hoy nos hace falta es esa que tiene la iniciativa de salir hacia adelante,
que aun así en las adversidades no debemos dejar caer, al ser venezolano uno
debe asumir el compromiso, nos casamos con ella, uno promete serle fiel en lo próspero
y en lo adverso, ella necesita los mejores sistemas de educación con profesores
a los que se les retribuya un buen sueldo y sin embargo no sería suficiente
porque en ellos está la formación de un país, necesita emprender y producir, que
el que se arriesgue a invertir no sea sofocado por políticas absurdas y se
respete la iniciativa privada, necesita trabajadores motivados donde el trabajo
efectivamente recompense y un salario mínimo sea suficiente para cubrir
necesidades básicas, Venezuela requiere ser un país con una inflación controlada
que no sea el dolor de cabeza de día a día de esas madres, padres, jóvenes,
emprendedores, donde la palabra ‘’Ahorrar’’
no cause sorpresa ni sea una palabra más en el diccionario, que el estómago del
venezolano no esté lleno de aire sino de comida y que una canasta básica de alimentación
no sobrepase el 766% del salario mínimo, que no estemos en una estadística o índice de
violencia siendo catalogados como el segundo país más peligroso del mundo, que
el sistema de justicia garantice la misma y no intereses personales o políticos,
donde se respeten las opiniones y que pensar distinto no sea un delito. Esa, es la Venezuela que merecemos y que poco a poco la construiremos...
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